En lo almendra de tus ojos yo me derrito
y cada vez que te sentas me alboroto.
Por qué elegí esa mano, y no la otra
y por qué baile toda la noche como loca.
Muchas veces te pensé en silencio
aunque sabia que tu nombre de pila
incomoda y asesina mis labios,
pone nerviosa a cualquier persona,
y derrumba hasta el mas alto.
Siempre fue prohibido,
encontrarte fue obra del destino,
que ambiguo en su decisión
hizo que nos encontráramos en lo escondido.
Basta de seguir mintiendo al corazón,
esto infiere en reglas naturas,
que no me permito obedecerlas,
pero tampoco llevarlas a cuesta
en mi cintura.
Y a pesar de todo,
no se como terminar esto.
Por eso dejo un final abierto
para que el destino escriba
con una mano adelante y otra atrás,
lo que su pluma decida.
De Camila.